Entre jardines, bosques, viñedos y huertas, me detengo cada dos segundos a admirar la vistas, sintiéndome pequeña y a la vez tan grande en mis decisiones, sin mirar atrás, pero sin dejar de volver la vista...Retengo en mi cabeza la imagen de aquellos poetas, filósofos y universitarios sobre los que tanto y tanto he leído que recorrieron este mismo camino en busca de inspiración.
Me detengo justo ante el Monumento a Hölderlin, recordando aquel poema que decía así:
"Drum lasst die Lust, das Grosse zu verderben
Und geht und sprecht von eurem Glücke nicht
Pflanzt keinen Zendernbaum in eure Schreben
Nimmt keinen Geist in eure Söldnerspflicht!
Versucht es nicht, dass Sonenross zu läbmen,
Lasst immerhin den Sternen ihre Bahn!
Und mir, mir rattet nicht, mich zu bequemen,
Und macht mich nicht den Knechten untertan..."
("Renunciad al placer de rebajar lo grande
No habléis de vuestra felicidad
No plantéis el cedro en vuestros poetas de arcilla
¡No toméis al espíritu por vuestro siervo!
No intentéis detener los corceles del sol
¡Y dejad que las estrellas prosigan su trayecto!
Y a mi no me aconsejéis que me someta,
¡No pretendáis que sirva a los esclavos!")
Y, de repente, no necesito cuestionarme nada más, porque ya lo tengo todo: "Sturm und Drang" (Tormenta y Espíritu).
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